Sr. Rodrigo Barcos
Jefe de CampañaComando de Renovación Nacional,
Comuna de SantiagoAlameda 1555Presente.
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Estimado Sr. Barcos:
El día 7 del presente sostuvimos vía telefónica una educada charla a raíz del intento de irrupción en mi domicilio de uno de sus empleados. En esa oportunidad le manifesté mis reparos ante el procedimiento utilizado, considerando que su personal de campaña no tocó el timbre ni intentó solicitar la autorización de los moradores antes de introducirse en la propiedad. Esa tarde Ud. se declaró compungido ante la osadía de sus brigadistas, me expresó sus más sinceras disculpas e incluso amenazó con visitarme para aclarar el malentendido.
Por medio de la presente quiero cordialmente mandarlo a la chucha por mentiroso, inepto, huevón y poco hombre. Ayer miércoles, mientras me encontraba en otra habitación, los patanes patibularios que Ud. comanda visitaron nuevamente mi hogar, instalaron la escalera para trepar a la terraza, ahí colgaron la mugre de cartel (esta vez con el rostro del pelotudo de Roberto Fantuzzi) y se fueron sin siquiera decir ‘hola’. A esa hora mi hija de un año dormía en el dormitorio, a dos metros de la ventana. Señor Barcos: cuando entré a mi pieza y vi el letrero casi estallé de ira. Me siento violentado al saber que un tipo seguramente reclutado en la Garra Blanca se detuvo para observar a mi niñita durmiendo. Esa no se la perdono.
Le informo que dos amables carabineros estuvieron en mi casa sólo para decirme que por desgracia si ratificaba la denuncia lo único que podría conseguir sería ser citado unas diez veces al Juzgado de Policía Local, pues esa es la táctica dilatoria que usan los abogados de su partido para que uno se aburra: si faltase a alguna de esas citaciones al final podría ser yo el multado. Como no capturaron a los muchachos in fraganti estoy atado de manos, aun si sus "voluntarios" me hubieran colgado el cartel en el cuello. Puedo decirle que el cabo Raúl Toro, de la 4ª Comisaría, después de hacerle unas morisquetas a la Josefina me confesó estar sinceramente emputecido y sugirió que a la próxima empujara la escalera guarda abajo con brigadista y todo.
Distinguido Señor Barcos: me da vergüenza que en Chile ciertos imbéciles crean que tapizando la ciudad con los rostros de sus horribles postulantes podrán obtener el apoyo ciudadano. Pero más me irrita que un boludo se ría de mí. Le comunico que ya descolgué el afiche y que pienso utilizar el lienzo con la cara del Sr. Fantuzzi para limpiarme el poto. El bastidor lo desarmaré y con sus restos pienso fabricar un palo con clavos que le plantaré en la cabeza al primer saco de huevas que intente colarse nuevamente en mi casa.
Para finalizar estimo conveniente compartir con Ud. una reflexión política: los muy huevones de su partido se llenan la boca como paladines de la lucha contra la delincuencia; sin embargo no tienen pudor en pagarle al lumpen para que ingrese a propiedades ajenas a joder al prójimo. ¿Alguien me asegura que el zángano que subió ayer no va a tentarse a usar durante cualquier noche la misma escala para robar mi casa, la que ya conoce de memoria?
Espero de corazón que sus candidatos pierdan - pues además dan vergüenza ajena - y que en dos meses más Ud. quede cesante.
Y váyase al carajo.
Respetuosamente,
Felipe Pumarino.-