3.3.05

Una larga y angosta faja de viejas

Nunca me gustó mucho Anthrax, aunque aún conservo un cassette donde salen I'm the Man y la fabulosa Institutionalized (bueno, en realidad guardo demasiados casettes que me resisto a botar). No pensaba ir al concierto, pero encuentro escandalosa su cancelación. Creo que este es uno de los sucesos más raros en la historia reciente. El raciocionio de la autoridad parece ser el siguiente: un lote de viejas histéricas deja la escoba en el Parque O'Higgins, luego decidimos suspender a última hora -con la gente ya en el estadio- un recital rockero. ¿Por qué no suspendieron el concierto del tal Solís cuando la masa derribaba las rejas de contención y golpeaba a los guardias? ¿Será porque 50 mil veteranas son más gritonas que dos mil chascones? Y como nadie reclama, la arbitrariedad pasa colada.

No tengo nada contra Solís, aunque francamente nunca había oído hablar de él hasta hace dos semanas. Lo que molesta son esas imágenes de señoras pegándoles carterazos a pobres diablos de chaqueta amarilla, o aullando que dejaron botados al marido y los cabros chicos para estar con 'su amante'. Hay una teoría que dice que en Chile el principal poder fáctico son las viejas (botan gobiernos, deciden elecciones, fijan los temas de discusión, mandonean en la casa) y yo no podría estar más de acuerdo.