3.3.05

Hace 20 años

El 3 de marzo de 1985 yo era bastante chico y estaba de vacaciones en Arica con mis papás. A la hora de almuerzo se había jugado el partido Ecuador-Chile en Quito por las Eliminatorias para el Mundial de México. Habíamos rescatado un buen empate en la altura y me acuerdo que al final vi cómo Roberto Rojas, extenuado, se desvanecía en brazos de un asistente. No le di mayor importancia, 'el cansancio', pensé. Luego nos fuimos a la playa La Lisera y estuvimos toda la tarde allá. Al volver a casa como a las siete y media prendí la tele y agarré el final de un Extra (siempre me han emocionado los Extras y esa música histérica como piripipí... piripipí... ¡Extra!). El locutor de Televisón Nacional aseguraba que todo estaba en calma y que no había que preocuparse: en las noticias de las 20:30 darían más informaciones. No caché nada. De inmediato supuse lo peor: el 'Cóndor' había sufrido un ataque cardíaco y había terminado en el hospital donde por suerte se recuperaba. Estuve nervioso todo ese rato pensando en la salud de mi ídolo. Puedo jurar que durante una hora no dieron ninguna información más mientras yo me consumía por dentro. En los titulares de 60 Minutos, la primera noticia fue el valioso empate rescatado por La Roja. Luego, el fuerte temblor que había producido un incendio en el Colegio Alemán de Antonio Varas (donde hoy está un DUOC). Lo recuerdo como si fuera hoy: Pedro Carcuro hizo todo el análisis del partido, incluida la nota de los enviados especiales (nada del 'Cóndor', uf) . ¡Y luego siguió con la revisión completa de la fecha de la segunda división!

Al volver de comerciales hicieron un contacto con el colegio donde se estaba apagando el incendio. Y luego vino una réplica en cámara que dejó al locutor con cara de pánico. A esa hora ya llevábamos por lo menos cincuenta muertos, mientras docenas de personas agonizaban bajo los escombros por toda la zona central. Por fin en algún minuto alguien se puso los pantalones y mandó a reportear el desastre que recién empezamos a dimensionar con mi familia. Por suerte mi abuela Lucía, que estaba en Algarrobo (donde fue el epicentro), alcanzó a correr mientras la casa se desplomaba. Eso lo supimos de madrugada cuando logramos ubicarla.

El año pasado hablé con Jorge 'El Mortero' Aravena y no pude dejar de preguntarle qué había pasado esa tarde en Quito. Sí, Roberto se había desmayado por el cansancio y los cuatro mil metros de altura. Luego se despertó y no pasó a mayores. Esa noche en Ecuador supieron del terremoto, pero un dirigente los obligó a ir a Paraguay donde jugarían un amistoso. Estuvieron dos días en el Aeropuerto Presidente Stroessner de Asunción intentando que los dejaran volar a Santiago a calmar a sus aterrorizadas familias, hasta que suspendieron el partido y pudieron venirse.