6.3.05

Y después me quejo...

¿Alguien me explica qué hago a las diez y media de la mañana de un domingo leyendo El Mercurio por Internet? Me aburrí del tenis (pucha el deporte fome) y supe de la muerte de Gladys Marín. Así que me vine a leer el diario al computador. Igual lo hubiera venido a leer más tarde.

Es raro lo que sucede con El Mercurio. Un diario aburrido, extremista, que da tribuna a una serie de sujetos patibularios y que hace del lugar común su enseña (lleno de temas tipo 'Yo gano más plata que mi papá'). Y aún así por alguna razón me siento en la necesidad de comenzar cada mañana leyéndolo. Será que no hay otro.

En mi casa -como en tantas otras- siempre se compró El Mercurio los domingos y una tradición era leerlo de a poco durante todo el día. Incluso yo me he sorprendido comprando la edición dominical y leyendo hasta los Avisos Económicos. Y siempre con rabia.