Las Cargas
Otra vez me topé con Pedro Brito. Ahora fue mientras abría el portón de mi casa. Pedro me esquivó con su bicicleta; me miró pero no dijo nada y siguió su camino. Él es cartero: hace un par de meses me preguntó por una dirección. Lo reconocí de inmediato pero tampoco me atreví a saludarlo.
Hace trece años comencé a trabajar en la Radio Cooperativa. Era un niño y no necesitaba hacerlo, pero igual un buen día quise convencer al Director de Prensa de mis inexistentes atributos como reportero. Don Guillermo desechó mi peregrina idea pero sí aceptó tomarme como aprendiz. Pedro Brito era su asistente y así yo sería el asistente del asistente. “Pedro, este año vas a poder tomar vacaciones”, le informó Don Guillermo para justificar su extraña decisión. Veinte mil pesos serían mi primer sueldo y fui genuinamente feliz cuando los recibí.
Tres fueron mis labores esenciales ese verano: archivar casetes, servir café y fabricar cargas. Las "cargas" eran una especie de sándwich de nueve capas en el que se alternaban cinco hojas de papel roneo y cuatro calcos Kores. Ese 1992 aún faltaban cuatro años para que llegaran los computadores a la Cooperativa y el trabajo en el Departamento de Prensa se hacía en antiquísimas máquinas Underwood. Cada noticia debía escribirse por quintuplicado y para eso servían las cargas: dos copias para los conductores, una para el radiocontrolador, otra para el editor y una última para el archivo. Su elaboración era manual y el equipo de periodistas debía disponer de por lo menos doscientas cada día.
Al comienzo Pedro me trató con desconfianza, como si yo estuviese intentando robarle el puesto, pero pronto comprendió que mi presencia ahí no significaba nada… salvo tal vez un descanso. Él llevaba quince años haciendo cargas y sus manos estaban muy enfermas por el insano contacto con el carboncillo del papel calco. Tenía una terrible alergia que alcanzaba hasta los codos pero no era capaz de trabajar con guantes de goma como le recomendaron los médicos. Pese a lo que parezca, aquel inmundo trabajo requería de extrema precisión. Una vez hice una carga al revés (es decir, doblada hacia afuera y no hacia adentro) y un colega me la tiró literalmente por la cabeza en medio de improperios. Claro, muchos creían que yo era hijo del asistente y se sorprendieron cuando en marzo comencé a reportear durante los fines de semana gracias a la confianza de Don Guillermo y los buenos oficios de Pedro, quien era el encargado de asignar los turnos de trabajo.
Con Pedro Brito conversé por última vez el ’97, justo después de que en un ataque de hastío renuncié a la radio. Don Guillermo estaba agonizando y la primera medida de su reemplazante había sido expulsar a Pedro de la oficina. Lo habían relegado a la portería, en donde me confesó que sabía algo que nunca quise decirle: todos los periodistas lo odiaban porque él nominalmente era Secretario de Prensa, es decir, algo así como el segundo de a bordo. “Un periodista debería tener ese cargo”, se quejó amargamente un día un colega. Creo que alrededor de esa fecha comencé a odiar a mi gremio.
Aunque no se lo puedo decir, espero de corazón que las manos de Pedro -quien por cierto no se llama así en la vida real- hayan sanado.
15 testimonios
Queridísimo. Gracias por entibiarme la tarde con tu relato. Ojalá otros periodistas de la vieja escuela (con Korex y Underwood) te leyeran... Seguiré haciéndote propaganda con algunos dinosaurios del gremio como yo. CGC.
Sospecho que con todos los gremios sucede eso. Como en el trabajo exigen menos de lo supuestamente invertido en los años de universidad, el único "activo" -por cierto, ridículo- al que echar mano es sentirse superior a los que se supone no son del supuesto gremio.
Pero lo más importante es que no te hacía como un joven tan motivado. Ahora te veo con otros ojos. ¿O no?
Lo que dice Mariana es cierto, no entiendo eso del "pisotear" a otra persona exclusivamente porque estudió otra cosa o simplemente no estudió. En el área en que trabajo se da el llamar profesionales y no profesionales... profesional sería el que estudia en la universidad. Para mi profesional es el que sabe hacer bien su trabajo y lo hace con ganas. Lo que veo es que muchas veces se confunde el hacerse respetar con la prepotencia... entre prepotencia y abuso hay un paso.
Ese era exactamente el punto del texto. La periodista que reemplazó a JL (Pedro) al par de meses ya estaba aburrida de la pega y reclamaba porque decía que estaba 'desperdiciando su potencial'. Al final su único objetivo al hacerle la cama al Secretario de Prensa era robarle el nombre de su cargo, que le parecía rimbombante. En el mundo profesional estamos llenos de pretensiones: de product managers, ingenieros de marketing, editores de pacotilla, ejecutivos de cuentas y un largo etcétera. Y a los que realmente trabajan sin chistar en general se les trata con la punta del pie.
En mi gremio en particular es una realidad brutal y la única enseñanza que saco de todo esto es intentar ser humilde y respetuoso con todos aquellos que se desloman por sacar adelante a sus familias. Quizás perdí la motivación en el camino, pero gané sentido común, creo yo.
Alejandro: bienvenido el link, por supuesto. Muchas gracias.
Grandes saludos a todos.-
Distémper
Como ya nos tienes acostumbrados, muy buena historia, con aire nostálgico, pero muy humana.
Y no es raro que uno comience a odiar a su gremio... al poco tiempo de trabajar, lamentablemente, uno empieza a descubrir "eso" que no te enseñan en la universidad o dónde sea que se estudie... el lado oscuro.
¿cómo combatirlo? Hay que ser humilde, trabajador, y querer lo que se hace...
Y otra cosa nada que ver... no me había dado cuenta que me habías colocado en tus links habituales (los Blogs Amigos): Wow!
Qué honor! Me siento muy honrado... de verdad! Gracias! (no sé por qué, pero se siente bien...)
Salu2!
el gremio no! ufff, tantas historias, tanta gente que pretende parecer más de lo que realmente es, pasa en todos lados, por cargos con nombres brillantes hacen de todo, inclusive más.
Te lo digo yo, que estuve en tu gremio un tiempo, quedé plop con tanta cosa, me salí de la universidad y estoy con un signo de interrogación me acompaña siempre.
Saludos
Saludos
me gustó la historia, mi opinión aúna la de selene y la percepción de varios de que es algo que ocurre en todos lados.
saludos,
Despreciables los que por "haber pasado por la universidad" creen que tienen comprada la vida.... el status...y se arrogan el derecho de la prepotencia y el abuso sobre los otros...Como dices Distemper, HUMILDAD y RESPETO!!!
Ahh yo nada que ver con el GREMIO, pero por supuesto en las ciencias sociales también se da, igual que en todo ámbito...
Saludos
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uy, y yo que pensé en algún momento en cambiar de rubro, dejar la inge, para pasarme al de los periodistas...
Yo me topo a cada rato, con gente con estudios técnicos y que por no tener los medios no pudieron ser "profesionales", y me da lata, porque la capacidad la tienen .
Buen post amigo. Saludos
Lo más triste de todo es que vamos dejando de ser personas para convertirnos en un cartón con estampillas fiscales.
Personalmente, y esto ya lo he dicho en otros blogs y en reuniones de amigos que se alarman ante tal radical solución del problema, creo que la carrera de periodismo no debería existir. Y lo digo desde dentro, ojo.
Cualquier persona con sentido común y que sepa leer y escribir puede ser un buen reportero, de los que casi no quedan. Es cosa de darse un paseito por los medios -escritos, audiovisuales y radiales- para conseguir una buena colección de lugares comunes y clichés que finalmente no dicen nada.
Se pierde el lenguaje, la información deja pie al escandalillo sin importancia, va ganando el silencio con el que quieren aplastarnos.
Curioso es, por ejemplo, que en las escuelas de periodismo un 90% de los estudiantes quieran dedicarse a hacer... periodismo de espectáculos. Es decir: espectar culos todo el día.
Y así vamos.
Ufff!!!
siento que esto demuestra -a mi humilde modo de ver las cosas- que ser profesional es hacer bien la pega... no solo tener un cartón universitario o de donde sea, sino que entregarse a lo que uno hace con amor y dedicación...
Aprovecho de recordar a mis compañeros de la radio nuevo mundo... lugar donde me inicié en el mundo del periodismo... ahí conocí a gente valiosa que recuerdo con cariño hasta el día de hoy.
Saludos cordiales
Adhiero completamente a lo que señala el Sr. K. Todo lo que aprendí para ejercer el periodismo me lo enseñó la práctica: claramente se trata de un oficio que se puede desempeñar de mejor o peor manera dependiendo del sentido común, la cultura general y la habilidad manual de cada uno. La enseñanza universitaria de este oficio sólo les sirve a las 40 facultades de Periodismo que -cobrando aranceles que superan los 250 mil pesos mensuales- evacúan anualmente cerca de dos mil nuevos 'colegas' al mercado, los que hoy están entrando con sueldos cercanos al mínimo (los pocos que logran ejercer).
Curiosamente, la mayoría de los 'mejores alumnos' de mi generación fracasaron miserablemente al intentar ejercer el periodismo real en los medios. Mucha teoría y poca práctica. ¿Dónde terminaron? Como profesores de la carrera en la propia PUC. Vaya contradicción, ¿no?
Gracias a todos por sus comentarios.-
Sólo para avisarle que desde hoy lo he linkeado desde mi humilde morada. Así se me hace más fácil visitarlo en el futuro.
Just that is necessary, I will participate. Together we can come to a right answer.
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