Licor de Arroz
No entiendo la manía santiaguina de cambiarle los nombres a las calles. Parece ser que la autoridad no soporta lo sencillo - Costanera, Gran Avenida, Macul, Pajaritos, Norte-Sur - y siempre opta por complicar las cosas al extremo, homenajeando a tipos tan dudosos como Ramón Freire o ilustres desconocidos (¿quién fue José Pedro Alessandri?). Claro, tenemos la enorme Avenida Presidente Kennedy, pero ninguna vía de alguna importancia que recuerde a Neruda, Mistral, Huidobro, Arrau o Matta. Cuando empecé a estudiar mi campus quedaba en Battle y Ordóñez; al salir, en Jaime Guzmán Errázuriz: igual para todo el mundo se sigue llamando Diagonal Oriente como el día en que se pavimentó. Mi primera casa en Santiago estaba en Siglo XX (flor de nombre para una calle), pero al par de meses alguien decidió que era demasiado poético y pomposamente la rebautizó como Ernesto Pinto Lagarrigue…
- Perdón caballero, ¿sabe dónde queda la avenida Los Presidentes?
- Está encima de ella.
Sí pues, estaba seguro de que sabía donde era, pero toda la señalización la denominaba ‘Ignacio Carrera Pinto’ y así estuvimos media hora recorriendo junto a Manguac la comuna de Macul en busca de una avenida fantasma. Íbamos a despedir a la Concho, mujer notable que emigra a otras latitudes y cuya vida da para novela: sin embargo no hablaré de ella pues amenazó con golpearme si la mencionaba mucho acá. Lo cierto es que los concurrentes estuvieron festinando toda la noche mi incursión en el mundo digital y subiéndome sistemáticamente arriba del columpio (lo que de paso confirma la Teoría de Pérez sobre el inevitable status de perdedor que acecha al gremio).
Sin duda el momento de la noche fue cuando Gaby, nuestra anfitriona, decidió revisar la despensa familiar para apagar nuestras esponjosas gargantas. Ceremoniosa, sacó una bella lata de algún licor envejecido, generando diversos "¡oh!" entre los presentes: el despelote comenzó cuando Negro Pardo abrió la susodicha y extrajo en vez de la botella un paquete de arroz grado 3 - guardado quizás desde cuando ahí -, dando inicio a un descoyunte general que se prolongó por cerca de cinco minutos y dejó a varios al borde del colapso asmático. La última vez que me reí así fue hace cinco años, cuando Manguac nos leyó una ridícula carta que le había mandado meses antes a su ex polola y que rebotó por el mundo de vuelta a Siena. Da gusto reírse a carcajadas y no poder parar, que te duela la garganta de la risa, te caigas al suelo, te dé hipo por los espasmos, que sientas que te vas a mear encima como cuando chico te hacían cosquillas.
Un par de horas después nos despedíamos en plena calle Ignacio Carrera Pinto estirando al máximo la pena, porque harta pena nos da que la Consuelo parta. Pero este día - por suerte - quedará para la historia por el magnífico ataque de risa, y eso es bueno y lo que corresponde.
- Perdón caballero, ¿sabe dónde queda la avenida Los Presidentes?
- Está encima de ella.
Sí pues, estaba seguro de que sabía donde era, pero toda la señalización la denominaba ‘Ignacio Carrera Pinto’ y así estuvimos media hora recorriendo junto a Manguac la comuna de Macul en busca de una avenida fantasma. Íbamos a despedir a la Concho, mujer notable que emigra a otras latitudes y cuya vida da para novela: sin embargo no hablaré de ella pues amenazó con golpearme si la mencionaba mucho acá. Lo cierto es que los concurrentes estuvieron festinando toda la noche mi incursión en el mundo digital y subiéndome sistemáticamente arriba del columpio (lo que de paso confirma la Teoría de Pérez sobre el inevitable status de perdedor que acecha al gremio).
Sin duda el momento de la noche fue cuando Gaby, nuestra anfitriona, decidió revisar la despensa familiar para apagar nuestras esponjosas gargantas. Ceremoniosa, sacó una bella lata de algún licor envejecido, generando diversos "¡oh!" entre los presentes: el despelote comenzó cuando Negro Pardo abrió la susodicha y extrajo en vez de la botella un paquete de arroz grado 3 - guardado quizás desde cuando ahí -, dando inicio a un descoyunte general que se prolongó por cerca de cinco minutos y dejó a varios al borde del colapso asmático. La última vez que me reí así fue hace cinco años, cuando Manguac nos leyó una ridícula carta que le había mandado meses antes a su ex polola y que rebotó por el mundo de vuelta a Siena. Da gusto reírse a carcajadas y no poder parar, que te duela la garganta de la risa, te caigas al suelo, te dé hipo por los espasmos, que sientas que te vas a mear encima como cuando chico te hacían cosquillas.
Un par de horas después nos despedíamos en plena calle Ignacio Carrera Pinto estirando al máximo la pena, porque harta pena nos da que la Consuelo parta. Pero este día - por suerte - quedará para la historia por el magnífico ataque de risa, y eso es bueno y lo que corresponde.
25 testimonios
Jaja.. no hay nada mejor que un buen ataque de risa...
A mi me paso algo parecido con lo que yo creia que era una botella de crema de whiskey y resulto ser miel de melon que hace mi abuela....
Plop
La maldita manía de cambiar nombre a las cosas para seguir nombrandolas igual (aeropuerto Pudahuel o la Peni como ejemplos). El problema con las calles es además cuando cambian al poco andar de nombre. Es lo que pasa al menos en Rancagua ... y junto con que las calles no tiene letreros con sus nombres da para que el extranjero (como yo) aún no pueda habituarse a la cuidad (bueno entre otras cosas).
Sobre los ataques de risa ... pues algo similar me pasa cada vez que leo sus post Don Distémper .... hay algunos que al rato me acuerdo y me rio sola .. en fin
Saludos
Me gustó eso que dijo Cecilia en el comment anterior, eso de cambiar nombre a las cosas para seguir nombrándolas igual.
Es quizás una descripción de identidad nacional, donde borramos la historia como se sopla un cerrito de arena. Es un síntoma de modernidad mal entendida, de influencias nefastas, de inexistente orgullo.
Quizás puede ser, también, una conspiración oligárquica: mientras ellos, los poderosos neo aristócratas, disponen de luminosos aparatos GPS que los pueden orientar hasta en la Antártica, el resto de los mortales está obligado a recorrer la ciudad como si tratase de un laberinto, desorientados y perdidos como ratones condenados a la disección. Otra manera más de disociar al individuo de sí mismo y de su entorno.
Locuras, dirán.
Yo no sé.
A propósito de brebajes chafeados:
Alguna vez, cuando niño, tuve la mala raja de empinarme medio baso de piscola pensando que era coca-cola.
Yo cacho que de ahí quedé así. Saludos!
PD: Puse un tema pseudo ochentero a la descarga en mi blog, lukee!
jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaajajajajajajajajajajajajajajajaj!.
Res mes. Bueno, si:
jajajajajajaaaaajajajajajajajajajaja.
El recuerdo de una risotada que te quita el aire hasta el punto de asustarte sin duda es un broche de oro para tu amiga, mis recuerdos de risotadas son imposibles de explicar, al relatarlo no provoca ni la más solidaria sonrisa, sólo quien estuvo ahí lo entiende.
Slds
PD: Yo creo que hay mucho de cierto en relación a la "L" en la frente, aun cuando hay otros que tratamos de esconderla.
Bueno, una vez de chica me tomé medio litro de aceite que estaba en un refrigerador dentro de esas botellas de cachantún antiguas pensando que era jugo...y ya más grandecilla me tomé medio litro de vinagre pensando que era vino (en una apuesta con otro borracho que se tomó la otra mitad)
en ambas ocasiones mejor no especifico las consecuencias.
Saludotes (quiero mi L)
Nova
Quien le dice a la Alameda Av Libertador Bernardo O'Higgins???
"algún día se abrirán las Alamedas...." "algún día se abrirá el Libertador...", no me calza
Besos,
Una vez fui testigo de cómo una colega -embarazada, además- se tragó el contenido de una lata de Coca Cola que había sido usada como cenicero: estuvo tres días con licencia médica.
Respecto a los cambios de nombre, el paradigma de lo absurdo es cuando rebautizaron Pajaritos (denominación que probablemente tiene 300 años), por Av. Ramón Freire, un tipo que aún es discutido en los libros de historia y que muchos consideran un torcuato. Por suerte la presión fue tanta que después de un par de años tuvieron que retroceder y volver a Pajaritos. También está la típica ridiculez de Diagonal Paraguay-Rancagua-Alférez Real-Pocuro-Isabel La Católica: una calle que cambia cinco veces de nombre en unas 40 cuadras. Y para qué hablar de nuestro Aeropuerto Internacional, con el nombre más largo del mundo y que al final todos conocen como Aeropuerto CAMB. Ah, y aparte de la Alameda, está obviamente la insólita situación de que aún mantengamos la Av. 11 de Septiembre...
Realmente es imposible explicar en palabras un ataque de risa, sólo dejo constancia porque fue notable.
Muchos saludos a todos y muchas gracias por las flores Cecilia y Sasiulp.
ja ja ja... ni siquiere éso... el aeropuerto es conocido como "Pudahuel"... simple, compacto, sencillo... una sola pabara y todo el mundo sabe...
JAJAJAJAJAJAJAJA... hip... jajajajaja.
Eran mis ansias de ser buena anfitriona. Qué bueno que supe dónde estaba el arroz.
ja ja ja ja ja ja.
No hay nada mas saludable y vigoroso que un buen ataque de risa, remedio infalible.
Me imagino ser cartero o repartidor de pizza en esta ciudad! debe estar poco estresao mi tio!!
Nos vemos
¿Alguien tienen idea por qué Tres Antonios se llama, precisamente, Tres Antonios?
¡¡¡Hay que bautizar las calles de vez en cuando!!!
¿Que van a hacer los alcaldes si no?
Aparte, ¿qué tal sería una calle "Distemper" ("sra. queda un poco más allá de la calle "Moquillo")? Una calle "Policarpia" sería memorable por lo demás. Y que me dices de la circunvalación "Zuricato-Willy-Moira", el parque "TinoRO", el basurero "R.Arancibia", las comunas "Ornitocracio" e "Indianguman", el paseo "SitaLEE", la plaza "Dock", entre otros.
En desacuerdo con UD. don Distemper.
Saludos,
Tino RO
jejejeje...reirse hasta hacerse pipí.. oh my goooddddd....
jajajaja buena buena... la pregunta es ¿se habrán tomado el arroz???? ...jajajaja.
saludos y buena suerte a la amiga que se va.
Uff! eso de cambiarle los nombres a las calles, y sin previo aviso, es de lo peor. Yo todavía no sé si la avenida que está junto a mi casa (acá en Concepción, comuna de Hualpén) se llama Los Copihues o Los Boldos. Todo un caos.
Para peor, vivo junto en el medio de de tres comunas (Conce, Talcahuano y Hualpén). Originalmente, el lugar en donde está mi casa era Concepción, después este sector pasó a ser parte de Thno y ahora resulta que vivo en Hualpén. Para volverse loco, definitivamente.
Me gustó tu post. Por cierto, me resulta ameno y entretenido leerte.
Te envío muchos abrazos!
suerte concho!!....gran mujer. exito en tus nuevos desafios
Nombrar a las cosas no es asunto baladí. Mi tío stalinista tenía su oficina en Henry Ford esquina Henry Ford, y no es broma. En verdad hay ocasiones en que las calles ameritan un rebautizo. ¡Basta de 11 de septiembre! ¿Por qué hay una Avenida Kennedy y no una Trotsky, Gramsci o con el nombre de este humilde servidor?
Ahora que me acuerdo cuando empecé a estudiar mi colegio estaba en la comuna de Santiago. Luego, para horror de las autoridades y la 'comunidad educativa', pasó administrativamente a formar parte de Conchalí (porque aunque en verdad era Recoleta la nueva comuna demoró como 10 años en constituirse). Lo curioso es que la vereda del frente era -es- Providencia, y la Dirección inició una campaña absurda y estéril para que nuestra manzana fuera incorporada a Provi (como hizo Stgo. con el Barros Arana), para así no 'bajar de pelo'. Ahora es Recoleta igual... Qué gracioso es el arribismo.
La calle que más me intriga en la capital es una que queda en Sta. Isabel, casi frente al Bar René, y que se llama 'Crédito' (?). ¿Por qué alguien quiso homenajear al crédito? Ah, y en El Salto hay una población cuyas calles tienen nombres de elementos químicos (Manganeso, Cadmio, Boro): justo entremedio está la calle Diana Ross, cuya esquina con Tungsteno debe ser el lugar más raro de la ciudad.
Notables las sugerencias de Tinoro, aunque para Rob propongo bautizar un vertedero o un aeródromo para que aterrice: hay que hacer las cosas a gran escala, pues.
No veo por qué no podría haber una calle Marx, considerando que existen Av. Escribá de Balaguer y la calle Generalísimo Francisco Franco. Otra cosa: en este link se explica el origen de Los Tres Antonios, bastante interesante el sitio en general por lo demás.
Disculpándome a mí mismo lo largo, les mando un abrazo a todos.-
guájajajajajajaja... qué ganas de decir "yo vivo en la esquina de Mendelevio con Diana Ross..." guájajajaja...
(¿Diana Ross tiene calle? ¿y por qué no Tina Turner? ¿o una avenida Donna Summer?)
Ataque de risa... notable acotación!
Sobre esquinas curiosas me llamaba la atención encontrarme en Dr Johow con Dr Johow.
Si respondiste la duda sobre Los 3 Antonios, podrías decirme quién %&@#%& fue Barón de Juras Reales .. es que nadie puede con ese nombre! (y Google no me ha dado respuestas satisfactorias, o yo me aburrí antes de encontrarla)
xuxa toy pensando seriamente en poner en mis tarjetas de presentacion uan observacion onda la direccion expuesta esta sujeta a cambios.. jajaja un abrazo
Roberto Iglesias
Notable Dato! Gracias
Podrías hacer otro Blog:
Busque su calle con Distémper. Digo.
Matta si existe, esta a 10 cuadras al sur de la alameda.. por cierto, porque se llama alameda si no existen alamos?
Reirse ya que te duela la mandibula. A veces me rio y se me sale xD
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