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Dejar espacio en el metro para aquellos que quieran bajar, y no empujar, amenazar ni menos pegarle combos a aquellos que sólo intentamos descender donde nos corresponde.
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No insultar a quien marca un número equivocado. No mandar inmediatamente al demonio a aquel que llama para pedir un favor. Contestar los e-mails o mensajes dejados en grabadoras, aunque sea para decir 'no': sólo tomará cinco segundos.
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Tratar a los ciclistas como si fuéramos seres humanos montados arriba de trastos inestables. Si le pega un ponchazo a la bicicleta, probablemente despache a su conductor al cementerio. No vale la pena. Lo mismo cuenta para los pasos de cebra: con luz verde, el peatón tiene siempre preferencia, y las personas no son vacas para apurarlas a bocinazos. No putear indiscriminadamente a quien se cruce en el camino: ambos generarán úlceras anticipadamente.
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Evitar el rayado de casas, edificios, públicos, señalizaciones y micros. Es feo y no sirve para nada.
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No comportarse como mandril en el estadio. Si quiero ver un partido sentado y en silencio, estoy en mi derecho. Si no acepto ser macheteado en la entrada, estoy también en mi derecho. Por favor, no atacarme en las calles vecinas al recinto sólo porque llevo puesta una camiseta del equipo rival.
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Respetarse a sí mismo como hombre: no voltear cada vez que pasa una mujer para mirarle el poto. No aullarle piropos indeseados ni menos susurrarle obscenidades al oído. Nadie nunca ha conquistado a una dama de esa forma.
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En los vehículos de locomoción colectiva, ceder el asiento a adultos mayores, embarazadas y discapacitados; y -por qué no- a cualquiera que se vea más cansado que uno. Tratar de no hacerse el dormido en esas ocasiones.
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Saludar a quien corresponda (vecinos, almaceneros, conocidos ocasionales, compañeros de trabajo o estudio), ojalá con un 'hola' audible y no con un ligero arqueo de cejas.
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Escuchar a quien quiera hablar y no atosigarlo con consejos sacados del manual del lugar común ni rancias anécdotas de peluquería. Si no se tiene nada relevante que aportar, mantener el silencio.
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Ya todos tienen celular: no hablar a gritos en lugares públicos para demostrar que se posee el bendito aparato. A nadie le interesan las nimiedades de desconocidos.
1 testimonios
Total y absolutamente de acuerdo en todo. Menos en una cosa: No puedo evitar darme vuelta a mirar una mina con buen poto. Quita eso, por favor, quita eso!!!
Salu2,
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