20.3.05

Ojalá la tribuna no fuera tan cara

Gracias a ciertas entradas gratuitas de las que goza mi amigo Manguac fui a ver el clásico UC-Colo Colo. Desde hace 21 años exactos que no iba a tribuna en el Nacional (la última vez fue una reunión doble Unión Española-Deportes Concepción y Colo Colo-Audax, con mi abuelo). Debo decirlo: qué agradable fue estar rodeado de hinchas de ambos equipos comentando civilizadamente un partido mediocre y sin tener que estar nervioso por el desempeño de nadie. Nada de agresiones, ni insultos, ni mandriles saltando y aullando en tu oreja. No, sólo ver fútbol y poder reconocer hidalgamente que el equipo que supuestamente odias juega mejor, o coincidir con tu vecino de asiento en que la mayoría jugadores son malos, o aplaudir una bonita pared sólo porque te gustó.

Yo respecto a las barras bravas soy radical: deben ser exterminadas. Lo digo como alguien que participó por dos años en Los de Abajo. Recuerdo patentemente haber perseguido en medio de una turba a un pobre sujeto porque se atrevió a gritar '¡Vamos el Colo!'. Recuerdo haber estado exhausto de tanto saltar sin haber visto nada de un partido. Recuerdo haberle berreado a un grupo de señores que cantaran y saltaran en medio de un partido que perdíamos 0 a 3. Recuerdo haber estado parado sin hacer nada en medio de la galería mientras un tipo me amenazaba a la distancia: "¡Canta, mierda!". Creo que ahí decidí irme lo más lejos posible, gritar el Chi-chi-chi-Le-le-le cuando correspondiera y dedicarme a lo que realmente me interesaba: ver la pelotita.