17.5.05

Curtis Day

No recuerdo exactamente cómo comenzó a gustarme Joy Division. Sí sé que en 1992 grabé tres canciones del programa 'Al Margen' de la radio de la USACH y no me pude quedar tranquilo hasta que un tiempo después tenía toda su discografía (que es muy breve a decir verdad). Al menos durante un par de años con mi amigo JP celebramos el Curtis Day la noche del 18 de mayo, escuchando en mi pieza cada álbum cronológicamente. En esa época JP bebía, así que la jornada era más amena de lo que parece. Aclaro: nunca el culto a Joy Division ha sido una especie de 'inmersión al mundo dark', o al menos jamás lo hemos entendido así. Es un asunto de cariño hacia un grupo que nos marcó tanto, creo.

También sé que el 2000 se me pusieron los pelos de punta en el impresionante Cementerio Staglieno de Génova, por supuesto sin cámara fotográfica: ahí está la hermosa estatua que aparece en la carátula de Closer, el disco póstumo de la banda. Y sé además que el año pasado sufrí en el Teatro California Stroszcek de Herzog, la película que vio Ian Curtis antes de anudarse con fuerza esa maldita corbata que se lo llevó de este mundo. Siempre digo que uno de los grandes sueños de mi vida es ir algún día a Manchester y dejar un ramo de flores en la tumba del amigo Ian, quien -fuera de la leyenda-decidió colgarse a los 23 años abrumado por una insoportable epilepsia y el abandono de su esposa. Nada de poses de pop-star: una simple tragedia humana acabó con la vida del cantante de voz gutural y movimientos espasmódicos.

Mañana se cumplen 25 años de su muerte y lo menos que puedo hacer es escribir este par de líneas para agradecerle el haberme acompañado durante todos estos años y el poder ser parte de un culto tranquilo y respetuoso.

* A quien le interese, le recomiendo vivamente la estupenda película Manchester: La Fiesta Interminable (24 Hour Party People), actualmente en cartelera, que entre otras cosas relata la historia de Ian Curtis y Joy Division.