29.3.05

Soy chileno

Esta semana me he cruzado con varias micros que en su costado exhiben el rostro sonriente de Katherine Salosny, su hombro desnudo y la leyenda 'Soy Chilena'. Parece que usa una bandera como bufanda, pero puede que esté carriléandome. Es una publicidad muy enigmática y sin duda acertada. Qué más chileno que:

- apoyar a Pinochet en la Franja del Sí y luego trabajar en democracia en el canal estatal animando un programa junto a un sillón parlante.
- fracasar durante 15 años en sus experimentos de TV, pasar por todos los canales y, claro, impartir clases de animación en una universidad privada.
- llevar una década estudiando actuación y dar pena cada vez que la logran meter a la mala en bodrios como La Vida es una Lotería.

Propongo como contraparte masculina para el 'Soy Chileno' a Pollo Valdivia.

28.3.05

El almacén del Negro

Conversando con Negro Pardo me di cuenta de que me estoy volviendo un amargado. Nos juntamos en un bar en donde él tiene una especie de happy hour permanente gracias a su pega en LUN: luego de tomarnos siete schops y comer una fuente de empanadas la cuenta fue de $1.860. Notable LUN, al fin le veo el lado positivo.

No sé por qué, pero mientras caminaba hacia Bellavista iba como pensando en todas las cosas que tenía para reclamar:

- Lo vanidosos e ignorantes que son todos los giles
- La maldición de vivir rodeado de cinéfilos
- Lo mala que está la pega
- El fútbol chileno que da pena
- Los amigos que ya no entiendo
- Lo inmaduro del pueblo en general

Y así iba rumiando mi rabia por la calle hasta que con un par de schops empecé a evacuarla. Pero en un momento me di cuenta de que: 1) estaba dando la lata; 2) casi perdí la voz de tanta emoción que le ponía al reclamo. En resumen, creo que hice el loco. En cambio el Negro -en vez de vociferar contra el sistema- anda con ganas de hacer una revista, idea que hace algún tiempo me hubiera parecido descabellada pero que ahora veo factible. Total, si ahora cualquier tarado escribe... Y sigo con las quejas. No pues. En realidad sería bueno juntarnos y hacer una revista aunque fuera trabajando gratis, pero escribiendo cosas que nos interesen, para salir -digo yo- un poco de esta rutina miserable de teclear como zombi descripciones de docenas de huevos de Pascua.

Al Negro Pardo lo estimo entre otras cosas porque ha sido el único que ha entendido mi noble concepto de que el trabajo ideal sería atender un almacén de barrio, abrir tipo 10, saludar a los vecinos, reponer la mercadería y llegar tranquilo a fin de mes. Trabajar sentado viendo a la gente pasar, y no tratar con sujetos malos y vacíos que lo único que quieren es ponerte el pie encima y estrujarte la vida hasta que ya no sirvas para nada. Me da la impresión de que uno sin pensarlo siquiera entra incautamente en el sistema, se marea con los primeros pesos y hasta ahí no más le llegó la vida. No hay nada peor que despertarse el lunes a las 7 de la mañana pateando la perra.

25.3.05

El autógrafo

Mi pobre madre fue operada de una rodilla que la tenía semi-coja desde hace un año. Ayer fui a verla a la clínica donde debió permanecer una noche en reposo. Todo muy bien: bonita habitación, enfermeras cordiales, tecnología de punta. Eso, hasta que me mostró su pierna operada y le pregunté por qué tenía su nombre escrito con plumón negro en la piel entre la rodilla y el muslo. Era su firma. Ella misma debió tomar el plumón y autografiarse la pierna para certificar que ésa era la que debía ser intervenida. Al firmarse, ella asume la responsabilidad y la clínica se evita eventuales demandas por algún error. Así es más fácil: "¿cuál pierna tendré que abrir, la izquierda o la derecha? Ah, la que está toda rayada". Ahora me pregunto qué sucederá en las operaciones a las gónadas. Supongo que usarán un plumón más chico, ojalá lápiz scripto.

23.3.05

Gente en conserva

Mi avispada hermana me leyó el blog y -aparte de congratularme entusiasmada por lo ameno de mi pluma- protestó por la falta de información personal que entrego en el susodicho. "¿Acaso no sucede nada en tu vida que siempre tienes que estar rememorando anécdotas obsoletas y comentando desde tu trono el devenir de la Nación?", reprochó la mocosa.

Pues bien, diré que en este momento me encuentro en el trabajo describiendo una caja de un metro cuadrado llena del producto denominado 'Gente en Conserva'. A más abundamiento, diré que frente a mí tengo un frasco de mermelada relleno con una mona de trapo coronada como 'Miss Mamá' con el siguiente texto alusivo: "MISS MAMÁ: La mejor del Universo, elegida con razón, tu mimos y tus besos robarón* mi corazón. Tu premio no se encuentra en internet ni en un mall, está dentro de tus hijos y es puro, puro amor" (¿quién escribirá estas payasadas?... ¿quién las regalará?). En fin, ya describí a Súper Mamá, a Mamá Gold, a Ejecutiva, a La Jefa y a Enamorado (el semental del lote). Me restan otros nueve monos, además de otra serie completa denominada 'Mi Lata', que corresponde esencialmente al mismo concepto pero con monos asomando desde latas, claro.

Antes de esto traduje al castellano 36 comentarios de proto-críticos de cine. Por ejemplo éste, en donde Max -estudiante de la UNIACC- nos entrega con rudeza su visión acerca de Machuca: "No se pero creo que el pais nesecita exsperimentar nuevas ideas o tramas para hacerlas peliculas algo mas atractivas y eso que yo no soy de ningun partido politico presente en la pelicula, deverian hacer peliculas mas explocivas, mas accion, mas comedia, ojala scifi, porque a mi no me gusto para nada la pelicula. No llegamos ni a los talones de holywod con peliculas tan malas como esta." A diario, sin exagerar, debo poner unos cien acentos en la palabra película.
A las dos de la tarde termina mi jornada y escaparé de vuelta a casa, donde espero ubicar a cinco ejecutivos bancarios para rogarles que respondan mi fome estudio sobre cajeros automáticos. A la vez, debo contactar en el plazo de una semana a diez vendedores de computadores para otra encuesta, esta vez sobre sistemas operativos. Paralelamente seguiré rellenando la sección 'Noticias' de un sitio consagrado a La Roja de Todos, pirateando el trabajo de otros colegas.

Más tarde pretendo ver El Arca Rusa, que acabo de arrendar, y -antes de dormir- terminar de leer las Memorias del Mago de la Polla Gol, que pienso extractar próximamente.

Ya, ¿estás conforme, cabra de moledera?

*sic: acento poético

21.3.05

Cuestión de clases

Anoche me llamó Manguac para preguntarme si Alan Cooper, padre de Francisca -nueva santa para Chile-, era el mismo que está acusado por haber participado en su tierna juventud en el secuestro y asesinato del general René Schneider. Sí, sí era, bien claro lo dejó el Pato Fernández en un editorial del Clinic donde relata cómo Mr. Cooper le pegó un aletazo en un matrimonio. Manguac -al igual que yo- simplemente estaba escandalizado ante la operación montada por El Mercurio para elevar a los altares a una familia a la cual el tsunami puso por casualidad de nuevo en las portadas. A ver, no se malentienda, es terrible que la chica haya muerto arrastrada por las olas, pero parece raro que un anónimo sábado de marzo, meses después de la tragedia, aparezcan simultáneamente en el decano una seudo-entrevista al viudo Montes (en donde no se pregunta justamente lo que se debía preguntar) y una sentida carta de la familia Cooper agradeciendo la solidaridad nacional por Fran. Todo esto destacado para el mundo en la home de Emol de ese día.

Seamos crueles de una buena vez: el que su esposa haya muerto en el tsunami no convierte al enólogo Montes en una especie de santón meditativo que descubre la felicidad en hacer el bien a los demás. Sabemos que no será así. El impacto nacional por la suerte de su señora se debió no a la solidaridad innata del pueblo chileno, sino a que Montes forma parte de nuestra estupenda oligarquía a través de su millonaria familia (a los chilenos exiliados en Suecia muertos por las olas no se les dedicaron más de dos líneas en los diarios). No tengo nada contra el pobre Montes, pero en su entrevista demuestra que no cacha nada de nada. La 'devoción' por Fran no se debe a su pureza y bondad, sino a la ridícula necesidad que parecemos tener los chilenos de personalizar las tragedias en rostros. Para la gente bien nacida no era necesario que una chilena hubiera muerto en un resort en Tailandia y así conmoverse por el horror espantoso del tsunami. Aparte de Fran Copoper, otros cientos de miles de seres humanos murieron ese día, pero ellos parecían no existir mientras duraba la búsqueda de nuestra chica. Si no recuerdo mal, fue el propio Vaticano -en una aclaración extrañamente afortunada- el que recordó una semana después del maremoto que los principales afectados eran los habitantes de los países arrasados, en su mayoría gente muy pobre, y no los pudientes turistas.

Fran Cooper era probablemente una agradable persona, una joven de la plutocracia militar como tantas otras; pero no una suerte de nueva Teresita de los Andes dechada de virtudes y lista para ser venerada como ejemplo de vida. Y no porque su hija haya muerto trágicamente el señor Cooper queda disculpado por haber protagonizado uno de los crímenes más vergonzosos en la historia chilena. Fíjense bien: ya aparecen en las Cartas al Director de nuestro pasquín una serie de incautos admirando la entereza y el ejemplo para Chile de las familias Cooper y Montes. Misión cumplida, digamos.

Actualización al 6 de mayo:


Préstame la cara para Halloween, frescolín.

20.3.05

Ojalá la tribuna no fuera tan cara

Gracias a ciertas entradas gratuitas de las que goza mi amigo Manguac fui a ver el clásico UC-Colo Colo. Desde hace 21 años exactos que no iba a tribuna en el Nacional (la última vez fue una reunión doble Unión Española-Deportes Concepción y Colo Colo-Audax, con mi abuelo). Debo decirlo: qué agradable fue estar rodeado de hinchas de ambos equipos comentando civilizadamente un partido mediocre y sin tener que estar nervioso por el desempeño de nadie. Nada de agresiones, ni insultos, ni mandriles saltando y aullando en tu oreja. No, sólo ver fútbol y poder reconocer hidalgamente que el equipo que supuestamente odias juega mejor, o coincidir con tu vecino de asiento en que la mayoría jugadores son malos, o aplaudir una bonita pared sólo porque te gustó.

Yo respecto a las barras bravas soy radical: deben ser exterminadas. Lo digo como alguien que participó por dos años en Los de Abajo. Recuerdo patentemente haber perseguido en medio de una turba a un pobre sujeto porque se atrevió a gritar '¡Vamos el Colo!'. Recuerdo haber estado exhausto de tanto saltar sin haber visto nada de un partido. Recuerdo haberle berreado a un grupo de señores que cantaran y saltaran en medio de un partido que perdíamos 0 a 3. Recuerdo haber estado parado sin hacer nada en medio de la galería mientras un tipo me amenazaba a la distancia: "¡Canta, mierda!". Creo que ahí decidí irme lo más lejos posible, gritar el Chi-chi-chi-Le-le-le cuando correspondiera y dedicarme a lo que realmente me interesaba: ver la pelotita.

18.3.05

Decálogo de conductas cívicas que demando de mis compatriotas

  1. Dejar espacio en el metro para aquellos que quieran bajar, y no empujar, amenazar ni menos pegarle combos a aquellos que sólo intentamos descender donde nos corresponde.
  2. No insultar a quien marca un número equivocado. No mandar inmediatamente al demonio a aquel que llama para pedir un favor. Contestar los e-mails o mensajes dejados en grabadoras, aunque sea para decir 'no': sólo tomará cinco segundos.
  3. Tratar a los ciclistas como si fuéramos seres humanos montados arriba de trastos inestables. Si le pega un ponchazo a la bicicleta, probablemente despache a su conductor al cementerio. No vale la pena. Lo mismo cuenta para los pasos de cebra: con luz verde, el peatón tiene siempre preferencia, y las personas no son vacas para apurarlas a bocinazos. No putear indiscriminadamente a quien se cruce en el camino: ambos generarán úlceras anticipadamente.
  4. Evitar el rayado de casas, edificios, públicos, señalizaciones y micros. Es feo y no sirve para nada.
  5. No comportarse como mandril en el estadio. Si quiero ver un partido sentado y en silencio, estoy en mi derecho. Si no acepto ser macheteado en la entrada, estoy también en mi derecho. Por favor, no atacarme en las calles vecinas al recinto sólo porque llevo puesta una camiseta del equipo rival.
  6. Respetarse a sí mismo como hombre: no voltear cada vez que pasa una mujer para mirarle el poto. No aullarle piropos indeseados ni menos susurrarle obscenidades al oído. Nadie nunca ha conquistado a una dama de esa forma.
  7. En los vehículos de locomoción colectiva, ceder el asiento a adultos mayores, embarazadas y discapacitados; y -por qué no- a cualquiera que se vea más cansado que uno. Tratar de no hacerse el dormido en esas ocasiones.
  8. Saludar a quien corresponda (vecinos, almaceneros, conocidos ocasionales, compañeros de trabajo o estudio), ojalá con un 'hola' audible y no con un ligero arqueo de cejas.
  9. Escuchar a quien quiera hablar y no atosigarlo con consejos sacados del manual del lugar común ni rancias anécdotas de peluquería. Si no se tiene nada relevante que aportar, mantener el silencio.
  10. Ya todos tienen celular: no hablar a gritos en lugares públicos para demostrar que se posee el bendito aparato. A nadie le interesan las nimiedades de desconocidos.

17.3.05

El alma de la nación

Bolivia se puede quedar sin presidente, va a llegar Evo y echará de una patada a todos los chupasangre que pretenden bombear su riqueza. Chuata.

No tengo idea si la causa del desparramo boliviano es la falta de mar. No lo creo, pero eso no importa. Lo que me impacta y acabo de descubrir es que quizás Bolivia no existe. Junto a mi vecino de computador empezamos a hacer el ejercicio de recordar qué personajes bolivianos han trascendido las fronteras, de la forma que sea. A ver, retrocedamos y hagamos el mismo ejercicio con Argentina: Gardel, Perón, Evita, Borges, Cortázar, Sábato, Les Luthiers, Spinetta, Charly García, Maradona. Y muchos etcéteras. Con Chile: Mistral, Neruda, Arrau, Matta, Allende, Pinochet (qué vergüenza), Isabel Allende (ídem), Los Prisioneros, Zamorano, etc. Perú: Atahualpa, San Martín de Porres, Chabuca Granda, Vargas Llosa... Uruguay: Sucre, Benedetti, Francescoli, em... no se me ocurren más. Ya, pero al menos tres. ¿Y Bolivia? Vamos pensando.

Seguimos pensando.

Mejor cambiamos de estrategia. Hemos buscado en Internet y descubrimos dos cosas:
- La mayoría de los sitios web bolivianos parecen hechos
hace diez años atrás.
- En Bolivia aparentemente no hay ni han habido grandes escritores, pintores, bandas de rock (ni siquiera de raíz andina como Los Jaivas), políticos destacados ni grandes deportistas (salvo tal vez el Diablo Etcheberry). Poco de que sentirse orgulloso, creo.

Es cruel pero cierto: el Altiplano parece ser estéril. Paraguay -otro país mediterráneo- produjo al menos un dictador de fábula, Stroessner; y Olimpia ha sido campeón de la Libertadores.

Según vemos, en los últimos 40 años Bolivia ha parido apenas dos grupos rockeros de cierta popularidad interna que jamás han tocado fuera de La Paz. Sus escritores no suenan ni en pelea de perros. La filmografía total en la historia boliviana se reduce a 58 títulos, incluidas teleseries, documentales y demases (en Chile es de 777; en Argentina, ¡5420!). No parece haber ningún artista boliviano de cierta relevancia global. Si alguien lo conoce por favor avíseme.

Bolivia ha perdido todas las guerras en las que ha participado y sus cinco vecinos le han quitado territorio, en buena parte bajo chantaje. En los últimos 80 años ha tenido más de 50 administraciones, a un ritmo de un nuevo gobierno cada año y medio (algunos presidentes se repiten una y otra vez, y ojo que Hugo Banzer estuvo ocho años en los '70). El actual y grandilocuente Carlos Mesa llegó al poder por casualidad y su base de sustentación es el temor ante la arremetida de la furia, que promete dejar la escoba. Bolivia es el único país sudamericano que sufre de secesionismos reales en donde regiones enteras odian a la capital y sus 'collas'.

Hay quienes postulan que Bolivia es un país ficticio, un estado sin alma que nació de un capricho administrativo colonial. Resulta fácil ponerse desde acá en dos posiciones: 1) Malditos bolivianos 2) Pobres bolivianos. Me pongo en otra: quizás nadie quiere a Bolivia, ni siquiera los propios bolivianos. A continuación propongo darnos con una piedra en el pecho, porque pucha que nos quejamos y vaya que hemos sido afortunados en muchos sentidos.

15.3.05

Mi amiga Cecilia

Cuando hablo de las viejas no me refiero a las mujeres mayores de cierta edad. No tiene nada que ver con los años ni tampoco con el sexo. Un buen amigo mío, de apenas 28 años, es una vieja. Se comporta como vieja, opina como vieja y esgrime lugares comunes de vieja como si fueran máximas para la vida. Cuando a un lolo le preguntan qué opina sobre algo y contesta "ah no, es que yo no estoy ni ahí con los políticos", está dando una opinión de vieja. A veces uno mismo es vieja, como yo hoy abrigándome porque en la mañana estaba seudo-nublado. Ahora me aso de calor y no me puedo sacar el chaleco porque la polera de abajo está sucia. Mis alegatos previos contra las viejas pueden sonar ofensivos contra venerables señoras cuando en realidad se refiere a una mentalidad para ver las cosas. Madre: si estás leyendo esto, tú tampoco eres vieja (bueno, alguna vez de cuando en cuando).

Quiero mencionar esto porque ayer estuve con una de mis mejores amigas y la encontré feliz como cabra chica, porque de una u otra forma está pololeando. Ella tiene 58 años, a los 40 se hizo un by-pass cardíaco, a los 50 tuvo cáncer de mamas y el año pasado estuvo internada por varias semanas con un desgraciado cáncer óseo. Cuando la iba a visitar al hospital de la Católica y veía sus brazos moreteados me daban ganas de salir llorando. Pero ella todo se lo ha tomado con un temple maravilloso.

A la Cecilia la conocí hace ya varios años cuando confió en mí para una pega y durante todo este tiempo hemos trabajado juntos, yo he sido su medio pollo y con el tiempo hemos desarrollado un bonito cariño mutuo. Amistad que le llaman. Siempre me sorprende porque es menos prejuiciosa que yo en muchos aspectos y diez veces más inteligente e ingeniosa. Me alegra tanto ver que después de un año espantoso ha salido adelante con fuerzas que realmente envidio, tanto que se ve con más ánimo que yo la mayor parte del tiempo. Y ahora además ha decidido sacarse ciertas trancas y aceptar esta clase de noviazgo con un tipo al que yo denomino 'el vejestorio' mientras ella divertida me mira con fingida cara de odio.

14.3.05

Bases de datos

Por deformación profesional siempre contesto encuestas; me he descubierto poniéndome en el camino de algunos encuestadores en la calle a ver si me atrapan. Es que no me resisto al tono lastimero con el que me ruegan sin esperanza alguna si es que acaso no quisiera responder unas preguntitas; cuando digo que bueno, su alegría es tan sincera que me hace sentir mejor persona (me digo a mí mismo, 'ah, qué bueno que soy'). Claro, además está lo otro: yo también me he visto en el trance de tener que hacerles cuestionarios a desconocidos y hay pocas cosas más dolorosas que te manden al carajo sin siquiera alcanzar a explicar de qué se trata el asunto. De hecho durante las próximas dos semanas mi desafío será encontrar a diez ejecutivos bancarios para que me digan cuáles son las marcas de cajeros automáticos más populares y otras ocho interrogantes fundamentales por el estilo. Mala cosa cuando en Chile hay con suerte doce bancos y la paciencia del entrevistado promedio se acaba a los 45 segundos. En fin, podría estar limpiando wáteres en el Estadio Santa Laura: no me quejo.

La cosa es que me acaba de llamar una señorita de la empresa Foros que no sé cómo conocía toda mi vida. Con voz dulzona me reveló mi nombre completito, dónde vivo, qué hago y mi promedio de ingreso mensual (si supiera...). Todo para hacerme una encuesta interminable en la que debía calificar con notas del 1 al 7 en al menos 30 categorías a mi porquería de banco, que me acaba de descontar 12 mil pesos por mantener una tarjeta de crédito que jamás he usado. La penúltima pregunta, insólita, era "¿bueno, y en qué banco tiene Ud. cuenta corriente?". "Bah, yo pensaba que de ahí me estaban llamando", le digo. "Noooooo, si le dije que somos la empresa Foros", "¿y cómo tiene tantos datos míos?", "ah, es que está todo en la base de datos". Ya, la base de datos. La última pregunta era "bueno, ¿y le gustaría enviarle por este medio un mensaje a su banco?". Claro, que no compartan mis datos como si fueran los resultados del Kino. Resulta que ahora cualquier operadora teléfonica sabe dónde vivo, cuánto gano y si me rasco la rodilla tres veces al día. A la otra me pide pololeo.

11.3.05

Italiano para principiantes

La última teleserie que vi fue Te Conté. Ese segundo semestre de 1990 renuncié al género luego de negarme a seguir sufriendo un bodrio llamado Acércate Más, protagonizado por Pato Achurra y Ana María Gazmuri (pura química). Así es que me he perdido todos los viajes del elenco de TVN por Chile, además de Marrones Glacés, la sopa de tuercas Francisca Merino interpretándose siempre a sí misma y el fenómeno Machos. Pese a estar ajeno al tema, por una absurda deformación estatista siempre prefiero íntimamente que la guerra de las teleseries la gane TVN. Pero esta vez simplemente no podía: no es por ser snob, pero estudié italiano un año en Siena y le tengo cierto cariño a la lengua.

Luego de ver un par de comerciales de Los Capo quedé para dentro, pero el producto final es definitivamente mucho peor de lo que se podría pensar. Por curiosidad vi un capítulo ayer, ¡y qué manera de castigar el idioma! Eso que hablan no es italiano, es una jerigonza peor que el spanglish de los chicanos. No lo entienden los chilenos ni menos lo entendería un italiano: ¿qué sentido tiene atormentar así a la audiencia? Y eso sumado a las imposibles mapuches de hombro descubierto que hablan como taradas, y a los chilenos que parecen una asamblea de morones. Con razón les fue como el orto (el huerto). El genio que concibió la trama debería ser azotado en la Plaza Italia, como un gesto simbólico de reparación.

A propósito de la detención de Paul Schaeffer, para el próximo semestre podrían hacer una teleserie ambientada en Colonia Dignidad. ¿No les gustan los grupos cerrados, con gente pintoresca que habla un castellano divertido y llena de enredos amorosos? Delfina Guzmán está pintada para el papel de Tío Permanente.

10.3.05

Patas de vaca (2ª parte)

Prosigo con el argumento. Hace poco vi la película Tanguy y -pese a no ser una obra maestra- me abrió los ojos sobre algo que nunca había pensado: ¿hasta cuándo uno puede joderle la pita a sus pobres padres? Siempre se ve el asunto de la rebeldía juvenil desde el punto de vista del 'lolo'. Que los viejos no le prestan el auto. Que no lo dejan salir hasta tarde. Que lo obligan a sacar la bolsa de basura. Que los hinchan para que se laven la cara y no parezcan delicuentes. Pobres 'lolos', sometidos a la tiranía de viejos brujos.

Puedo jurar que nunca, durante más de un cuarto de siglo, me di cuenta de que yo podía estar jodiéndolos. Y mientras más crecía, más jodía. Uno llega a los 17 y se empieza a creer dueño de todo, campeoncito, centro del universo. Y ahí tiene que estar el resto de la familia aguantando al tontorrón pasado a trago, llevando dramas a la casa o apareciéndose de vez en cuando para dejar la ropa sucia y pedir plata. Si alguien se portara así conmigo lo mandaría a freír monos de inmediato. Nadie tiene derecho a abusar así de personas que lo quieren. Si te pusieran de patitas en la calle estarían en su justo derecho, pero no lo hacen. Nunca lo hacen.

Yo estuve torturando a mi familia por años: primero con el carrete alcohólico sin parar, luego con mi pololeo sicopático. Mientras yo proclamaba que la fuerza de mi amor nadie la entendía, mi madre sólo me repetía que mi vida se caía a pedazos (y yo, sordo). Dejé todas las escobas posibles, llevé el circo a Italia y al final de cuentas el amor se fue al demonio como todos -menos yo- sabían que iba a pasar. Y ahí volví a mi casa, a seguir jodiendo y buscando un consuelo que no merecía.

Menos mal que me iluminé y me fui antes de seguir abusando de mis queridos papás. Y pese a que no estoy bien económicamente, sí estoy seguro de que esto es lo correcto. Hablar hoy por teléfono con mi mamá o ir a verlos el fin de semana son experiencias mucho mejores que los cinco o seis años que pasé vegetando en mi pieza.

9.3.05

Patas de vaca

Últimamente les ha dado por usar en la publicidad un estereotipo de joven: el que se independiza. Habitualmente este cabro promedio parece de unos 21 años y egresado de una carrera corta y exitosa. Tiene una gran capacidad para disfrutar de la vida, se las sabe todas, no se afeita y la corbata le aprieta. Pucha que navega harto por Internerd, habla por celular hasta en el wáter y conoce a montones de chicas tipo top-model. Su departamento de soltero es de catálogo, puro estilo y cada cosa en su lugar. Y montones de buenos amigos están ahí para ayudarle a limpiar luego de la fiestoca semanal.

¿En realidad existe alguien así? No, no y no. ¡No! NADIE se independiza antes de los 26-27 años en Chile a menos que sea por fuerza mayor, es decir, preñez (y en la gran mayoría de esos casos opta por cambiar su status a allegado). Conozco casos insólitos de sujetos que, teniendo trabajo y ganando bien, se quedan en la casa del papi hasta pasados los 30 "porque quieren ahorrar". Ahora resulta que todo el mundo quiere ahorrar, pero ahorrárselo todo, cosa de llegar a los 35 y comprarse al contado el auto cero kilómetro, la casa, el departamento en la playa y darse la vuelta al mundo de pasadita. En una de esas el viejo se muere antes y te deja la casa que se compró deslomándose mientras te comías los mocos, para que ni siquiera tengas que pensar en dividendos ni latas por el estilo.

No enjuicio a nadie: yo mismo cuando vivía con mis papás aplicaba esa lógica, refunfuñando hasta por tener que pagar la micro cuando iba a trabajar. Mesada quería el perla. Y que le tuvieran la comida calientita cuando llegara, pero no fuera a lavar la loza porque se cansaba. Ni por si acaso hacer un favor, ni poner buena cara, ni avisar si iba a quedarme chupando hasta la hora del níspero y mis pobres papás llamando a la posta a ver si no me había reventado en la calle.

En una entrevista que leí recién la Soledad Alvear dice que le impresiona ver que sus hijos a los 22 años siguen siendo unas guaguas. Claro, pienso que mi papá a mi edad ya tenía dos hijos grandecitos. Y yo recién ahora estoy saliendo del nido y pensando en cómo diablos comprar una mesa para poder comer sentado como la gente y no desparramando migas encima del teclado. ¿Cómo es posible que en los '70 -con la media escoba, además- los jóvenes fueran más independientes que nosotros?

7.3.05

Liceo Animal

Esta mañana recibí un e-mail de un sujeto que recuerdo vagamente de mi época escolar. Ahora es presidente de la asociación de ex-alumnos y está organizando una campaña para que el nombre del colegio no desaparezca. En un par de años el Liceo Alemán se mudará a Chicureo, será mixto, no impartirá alemán y probablemente hasta la congregación de curas se desligue. Por razones bastante obvias -no habrá clases de alemán ni mayores vínculos con el país en cuestión- el nuevo colegio probablemente cambie de nombre. Por razones bastante menos obvias -vergüenza ante el nombre 'Liceo' (pronúnciese 'Lissseo')- se cumplirá un viejo sueño de cierto grupo con el que compartí. Es que 'Liceo' suena a picante (de hecho en el sitio web se le denonina Colegio Liceo Alemán, guajuajá). Tenía compañeros que al preguntarles dónde estudiaban decían "en el Alemán" o derechamente "en el Colegio Alemán" (!). En serio.

Cuando los curas bautizaron el colegio en 1910 el nombre tenía bastante pelo, de hecho 'Liceo' era un galicismo muy refinado. Con el tiempo y en un extraño giro del lenguaje pasó a ser sinónimo de escuela fiscal. Peor aún fue cuando en 1975 demolieron toda la manzana de calle Moneda en donde estaba el viejo edificio para construir la Panamericana y -mal ojo- mudaron el Liceo al Barrio Bellavista, donde compraron un convento de monjas en extinción. Años después el entorno ya se había convertido en el borrachódromo que es hoy y toda la comunidad educativa ha vivido espantada ante tal decadencia.

Mi colegio estaba lleno de arribistas y supongo que lo seguirá estando. Para la época del plebiscito ser pinochetista era un símbolo de status (de 30 pendejines, 25 estaban a favor del Sí) e incluso un hasta entonces buen amigo mío llegaba a clases luciendo chapitas con la cara del Viejo. En esa época me comenzó a apodar 'terrorista'. Después supe que los papás del mocoso habían votado No, algo que lo avergonzaba mucho.
Durante hoy me han llegado varias respuestas al e-mail de antiguos compañeros míos, en su mayoría saludando el cambio de barrio. Uno, muy formalito (a los 17 era un pazguato), dice 'en atención a mi futuro traslado al sector Chicureo solicito se me mantenga informado sobre la nueva relocalización del establecimiento'. Y propone que al colegio se le cambie el nombre pero debajo de él se ponga en letras chicas 'Ex Liceo Alemán'. Así podrá decir cuando vaya soplado por la carretera "mira hijo, ahí estudié yo, en el German Chicureo Academy".

Para mí el colegio y sus seudo-valores llevan décadas muertos y ojalá su nombre desaparezca en el infierno. Eso les hice saber en mi e-mail de respuesta.

6.3.05

Y después me quejo...

¿Alguien me explica qué hago a las diez y media de la mañana de un domingo leyendo El Mercurio por Internet? Me aburrí del tenis (pucha el deporte fome) y supe de la muerte de Gladys Marín. Así que me vine a leer el diario al computador. Igual lo hubiera venido a leer más tarde.

Es raro lo que sucede con El Mercurio. Un diario aburrido, extremista, que da tribuna a una serie de sujetos patibularios y que hace del lugar común su enseña (lleno de temas tipo 'Yo gano más plata que mi papá'). Y aún así por alguna razón me siento en la necesidad de comenzar cada mañana leyéndolo. Será que no hay otro.

En mi casa -como en tantas otras- siempre se compró El Mercurio los domingos y una tradición era leerlo de a poco durante todo el día. Incluso yo me he sorprendido comprando la edición dominical y leyendo hasta los Avisos Económicos. Y siempre con rabia.

4.3.05

De computín no tengo nada, pero participo con entusiasmo en el adorable sistema del Hub. Para el que no sepa qué diablos es un Hub (tal como yo hace dos meses), resumiré que es una especie de comunidad virtual en donde sus integrantes -ojalá de un mismo país por la velocidad de conexión- comparten sus archivos útiles. En un par de meses he bajado maravillas, como una gigantesca colección de bootlegs de Depeche Mode, los últimos álbumes de Camouflage y Ladytron, casi cien videos y muuuuchas cosas más. Y he puesto a disposición del respetable mi trasnochada discografía indie-synth-pop-new-wave-noise. Anoche bajé el tercer disco de los enormes Unrest, banda que creía conocer sólo yo, y simplemente caí en un trance místico de jolgorio. ¿No mates la música? Las pelotas: calculo haberle regalado a las disqueras no menos de un millón de pesos durante mi tierna juventud. ¿Qué obtuve a cambio? Discos a 20 lucas en los salteadores profesionales de Fusión, y antros lamentables como La Feria del Disco en donde el catálogo se resume a Alberto Plata, Team Mekano, Rojo y demases.

¿Acaso debería haber esperado hasta que algún despistado del Eurocentro trajera por equivocación la discografía de Unrest? ¿O pagarle 30 lucas a Amazon para que importe el disco debut de When in Rome cuando lo único que quiero es una canción? No, gracias. El negocio musical chileno me ha fallado sistemáticamente a lo largo de los años y lo único que faltaba es que ahora el dueño de Colt 70 me venga a pedir explicaciones. Pagarán justos por pecadores, pero nada podrá impedir que tomemos lo que está ahí a mano cual manzana del Edén. Lamento eso sí no haber gozado antes de este sistema para gozar los discos cuando salían y no lustros después.

3.3.05

Hace 20 años

El 3 de marzo de 1985 yo era bastante chico y estaba de vacaciones en Arica con mis papás. A la hora de almuerzo se había jugado el partido Ecuador-Chile en Quito por las Eliminatorias para el Mundial de México. Habíamos rescatado un buen empate en la altura y me acuerdo que al final vi cómo Roberto Rojas, extenuado, se desvanecía en brazos de un asistente. No le di mayor importancia, 'el cansancio', pensé. Luego nos fuimos a la playa La Lisera y estuvimos toda la tarde allá. Al volver a casa como a las siete y media prendí la tele y agarré el final de un Extra (siempre me han emocionado los Extras y esa música histérica como piripipí... piripipí... ¡Extra!). El locutor de Televisón Nacional aseguraba que todo estaba en calma y que no había que preocuparse: en las noticias de las 20:30 darían más informaciones. No caché nada. De inmediato supuse lo peor: el 'Cóndor' había sufrido un ataque cardíaco y había terminado en el hospital donde por suerte se recuperaba. Estuve nervioso todo ese rato pensando en la salud de mi ídolo. Puedo jurar que durante una hora no dieron ninguna información más mientras yo me consumía por dentro. En los titulares de 60 Minutos, la primera noticia fue el valioso empate rescatado por La Roja. Luego, el fuerte temblor que había producido un incendio en el Colegio Alemán de Antonio Varas (donde hoy está un DUOC). Lo recuerdo como si fuera hoy: Pedro Carcuro hizo todo el análisis del partido, incluida la nota de los enviados especiales (nada del 'Cóndor', uf) . ¡Y luego siguió con la revisión completa de la fecha de la segunda división!

Al volver de comerciales hicieron un contacto con el colegio donde se estaba apagando el incendio. Y luego vino una réplica en cámara que dejó al locutor con cara de pánico. A esa hora ya llevábamos por lo menos cincuenta muertos, mientras docenas de personas agonizaban bajo los escombros por toda la zona central. Por fin en algún minuto alguien se puso los pantalones y mandó a reportear el desastre que recién empezamos a dimensionar con mi familia. Por suerte mi abuela Lucía, que estaba en Algarrobo (donde fue el epicentro), alcanzó a correr mientras la casa se desplomaba. Eso lo supimos de madrugada cuando logramos ubicarla.

El año pasado hablé con Jorge 'El Mortero' Aravena y no pude dejar de preguntarle qué había pasado esa tarde en Quito. Sí, Roberto se había desmayado por el cansancio y los cuatro mil metros de altura. Luego se despertó y no pasó a mayores. Esa noche en Ecuador supieron del terremoto, pero un dirigente los obligó a ir a Paraguay donde jugarían un amistoso. Estuvieron dos días en el Aeropuerto Presidente Stroessner de Asunción intentando que los dejaran volar a Santiago a calmar a sus aterrorizadas familias, hasta que suspendieron el partido y pudieron venirse.

Una larga y angosta faja de viejas

Nunca me gustó mucho Anthrax, aunque aún conservo un cassette donde salen I'm the Man y la fabulosa Institutionalized (bueno, en realidad guardo demasiados casettes que me resisto a botar). No pensaba ir al concierto, pero encuentro escandalosa su cancelación. Creo que este es uno de los sucesos más raros en la historia reciente. El raciocionio de la autoridad parece ser el siguiente: un lote de viejas histéricas deja la escoba en el Parque O'Higgins, luego decidimos suspender a última hora -con la gente ya en el estadio- un recital rockero. ¿Por qué no suspendieron el concierto del tal Solís cuando la masa derribaba las rejas de contención y golpeaba a los guardias? ¿Será porque 50 mil veteranas son más gritonas que dos mil chascones? Y como nadie reclama, la arbitrariedad pasa colada.

No tengo nada contra Solís, aunque francamente nunca había oído hablar de él hasta hace dos semanas. Lo que molesta son esas imágenes de señoras pegándoles carterazos a pobres diablos de chaqueta amarilla, o aullando que dejaron botados al marido y los cabros chicos para estar con 'su amante'. Hay una teoría que dice que en Chile el principal poder fáctico son las viejas (botan gobiernos, deciden elecciones, fijan los temas de discusión, mandonean en la casa) y yo no podría estar más de acuerdo.

2.3.05

Dolor de cráneo

Todo el día me ha dolido la cabeza. Siento dolores espasmódicos a la altura del pómulo derecho, como adentro en el cráneo. Me vienen y me van, con una frecuencia de uno cada tres minutos aproximadamente. Cuando me mudé me traje mi botiquín, consistente en su mayoría en mentolatos, antiácidos pegoteados y remedios vencidos. Sólo venía un paracetamol, que ya ingerí y cuyos efectos -si es que hubo- desaparecieron. Vía telefónica mi madre me señala que el desagradable malestar coincide con lo que ella llama neuralgia. La mejor solución es la paciencia, dice. Raro hallo que de un día para otro me comiencen estos dolores que jamás había sentido. Me encantaría escribir sobre cualquier otra cosa pero en realidad lo único que quiero ahora es acostarme. Ni siquiera pretendo insinuar la idea de que este tipo de infortunios sería más llevadero si no viviera solo.

Actualización a las 10 AM del día siguiente: me dolió el cráneo hasta las 5 AM. Ahora ya no. Respiro aliviado.